Un discurso es innovante cuando aquello que plantea cuestiona la base imaginaria donde reposa una sociedad y sus miembros. La denuncia no es gratuita, tiene un precio. El psicoanálisis siempre ha estado en la picota por su atrevimiento; su aventura está marcada por luchas y conflictos, transformándose en definitiva en un síntoma de la cultura. En esta tarea, haciendo escuela y causa, dos personajes ha sido relevantes: Freud y Lacan. Por todos sitios se celebran actos conmemorativos del nacimiento de Jacques Lacan (1901-1981).
No es fácil acercar este personaje al lego. Introducirse en su
obra es de una dificultad manifiesta. Sabemos que conceptos suyos leídos hoy
toman sentido años después. Pero, es gracias a él que el psicoanálisis ha dado
un impulso decisivo que se renueva diariamente en nuestra práctica clínica.
A
pesar de ello, su muerte estuvo envuelta en el silencio de aquellos que
auguraban el fin del analista y de su saber reaccionario envuelto de
barroquismo. El corporativismo institucional le veía como figura controvertida
y molesta. Hace unas décadas cautivaba a la vanguardia intelectual francesa.
Hoy se le asocia a Freud: - Ustedes
(dijo) podrán ser lacanianos, pero yo soy
freudiano. Una burla más dirigida a los gregarios que asistían a sus
conferencias.
De
personalidad excéntrica y arrogante; de lectura hermética, oscura, recargolada,
llena de juegos semánticos, fónicos, sintácticos, tanto sus Seminarios como Els Ecrits no buscaban como finalidad la
comprensión, sino el estudio, el despertar, la reflexión, dar luz al
inconsciente: El estilo es el hombre. Él se anticipaba a la dificultad que
supone la práctica analítica. Sus contribuciones hoy son básicas para la
clínica que las confirma.
Médico
neurólogo, se especializa en psiquiatría (1931), discípulo de G. Clérambault,
padre del automatismo mental, es decir, de una manera lógica de entender la
locura, lejana a la locura como error que define la psiquiatría. Alumno de
Kójeve en su seminario sobre Hegel. Frecuenta a H. Ey, Dumas. Lector de
Husserl, Nietzche, Heidegger, influenciado por Spinoza, amigo de Althuser,
Derrida, Dalí, de los surrealista y médico personal de Picasso.
Buscando
su entrada en la Societé Psychanalytique de París hace su análisis personal con
Rudolph Loewenstein, analista de la SPP. Fue un desencuentro. En 1932 su tesis
“De la psicosis paranoica en sus
relaciones con la personalidad”, aporta a la clínica las psicosis
autopunitivas como forma de restitución personal. Habla del narcisismo como
tierra incógnita y la figura del “doble” amado y odiado dentro del propio yo.
En
1936 presenta en Mariembad “El estadio del espejo…”, donde analiza el efecto
forjador del yo como resultado de una identificación con una forma (gestalt del
propio cuerpo) apariencia que el espejo retrata.
Dimite
de la SPP (1953) acusado de sembrar la discordia en temas referentes a la
dirección de la cura. Algunos le siguen.
Conectó
la clínica analítica con las teorías de la lingüística, la matemática, la
lógica, la filosofía, lo que provocó crítica como la recientemente generada por
A. Sokal y J. Bricmont, en su libro “Imposturas intelectuales”
De la lingüística de Saussure hará su lingüistería, cambia el orden y da
primacía al significante sobre el significado. De Jacobson gira los conceptos
de metáfora y metonimia. De Lévi Strauss hará servir las estructuras
elementales de parentesco. Un psicoanálisis apadrinado por la ciencia, pero que
no se deja fagocitar. El psicoanálisis es la ciencia de lo particular.
La
herencia freudiana había sido dilapidada. El psicoanálisis se había
transformado en una técnica de adaptación del sujeto. El yo había sido relegado
a la síntesis de la personalidad y era necesario reforzarlo para llevar al
analizante a la realidad que pretendía el analista. Lacan dice basta y propugna
un retorno a Freud, a las fuentes. No reinventa la clínica analítica, sólo
quería salvarla de la aporía y plantear en qué condiciones era posible la
práctica: Sólo y únicamente si el
inconsciente está estructurado como un lenguaje.
Esto significa ligar sujeto, palabra y
lenguaje. Para esta tarea necesita de tres lugares: La Escuela, El Seminario y
el diván en Rue de Lille, núm. 5 de París.
Se
une con Lagache y funda la Societé Française de Psychanalise (SFP) que vivirá
diez años. En 1953 comienzan sus seminarios públicos. Un seminario semanal
durante treinta años dando razón de su práctica, nada de libros, ni manuales.
Seminarios en el Hospital de Saint Anne desde el 53 al 63 comentando textos
freudianos. Reunía a médicos, poetas, filósofos, psicoanalistas que seguían no
sin dificultad su teoría. El Maître congregaba y ofrecía sus matemas, sus
grafos, la lógica, modelos ópticos, topología…, todo era útil para acceder al
sujeto. Hace seminarios sobre Hamlet y Joice (La literatura como síntoma).
Cambia
de lugar docente a la Escuela Normal Superior, Casa de Altos Estudios de París
y entre el 68 y 69 en el Panteón de la Facultad de Derecho. Del 63 al 66
aparecen sus Ecrits.
Sus
propuestas sobre la duración de las sesiones, el concepto de análisis
didáctico, la autorización del analista…, no son bien vistas. En 1963 es
expulsado de la Asociación Internacional de Psicoanálisis (IPA), o como él
dijo: La Excomunión, haciendo referencia
al castigo eclesial de los doctrinarios.
Funda La Escuela Freudiana de París (1964) con
Dolto, Leclaire, Octave y Maud Mannoni, con el objetivo de volver al legado
freudiano y criticar las aberraciones y desviaciones de la clínica.
Obtiene
un éxito preocupante y pasa de 134 miembros fundadores a 609 en 1979. En estas
circunstancias La Escuela corría el peligro del que antes quería protegerla:
Los intereses de la causa tenían que primar sobre los personales. El 8 de enero
de 1980 disuelve la EFP que posteriormente será Escuela de la Causa Freudiana,
continuada por su yerno J. A. Miller, quien controla su legado.
Nos
dejó una amplia teoría iniciada con El Informa de Roma (Discurso de Roma) en
1953 “Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis”, donde
marca el punto de partida de una nueva experiencia analítica que hasta ahora
había estado olvidada: “El inconsciente
está estructurado como un lenguaje”. “El
inconsciente es el discurso del Otro”.
El sujeto hombre-mujer está sujeto a
la ley del lenguaje y del símbolo. El síntoma es la expresión de un deseo no
aceptado y que no se deja adoctrinar. El analista está ahí para dar
significación al inconsciente como capítulo censurado de la historia del
sujeto.
El síntoma se resuelve dentro del
lenguaje, debido a que él mismo está estructurado como un lenguaje, como una
palabra que ha de ser liberada. Como sujetos estamos ligados a la palabra, al significante. No somos
propietarios de nuestras palabras que son formas de expresar nuestro deseo. El
lenguaje goza de espaldas al sujeto: sueños, delirios, lapsus: - ¡ Interrogad a los poetas !. Platón decía
que el poeta es devorado por el verso.
La
interpretación ya no será hermenéutica, toma otro sentido que viene del
analizante y al cual es ajeno: “Ecoutez
votres patients”, “Gardez-vos de
comprendre”. La práctica se basará en una ética: La Ética del bien decir del síntoma.
Conceptos como el objeto a, (su invención), objeto de deseo y causa del deseo, la dinámica
del deseo como un juego relacional entre el sujeto, el objeto y el Otro, sirven
como guía en el recorrido por el desfiladero de los significantes y para llegar
más allá del Edipo y la roca de la castración freudiana. Analiza la naturaleza
humana en tres registros: Lo Imaginario, Lo Simbólico y lo Real y crea cuatro
discursos como vínculos sociales; discurso dominante en cualquier relación:
Discurso del Amo, Universitario, Histérico y del Analista.
Sus matemas (fórmulas) como forma de transmitir la
dificultad teórica y cómo no sus aforismos tan llamativos que nos invitan a su
análisis: No hay relación sexual, o LA mujer no existe. De la clínica, el renacer de las categorías clínicas
neurosis, psicosis y perversión, ahora atomizadas como conjunto de síntomas por
la asepsia de los manuales diagnósticos al uso. Nadie escapará en su denuncia,
ni la clínica ni los clínicos, ya que sentó a los analistas en la banqueta y
les invitó: Mejor renuncie quien no pueda
unir a su horizonte la subjetividad de la época.
Lacan nos invita desde la dificultad, no a la
idolatría, sino a la superación.
Girona 9 de Novembre de
2001-11-08
No hay comentarios:
Publicar un comentario