Conferencia
pronunciada el día 16 de mayo de 1995 en la Casa de Cultura de Girona, dentro
de las organizadas por el Col·legi Oficial de Psicòlegs de Girona, bajo el
título: EL CANVIO DEL MILENIO.
Participaron como ponentes el Sr. Luís Rojas Marcos,
el Sr. Santiago Carrillo, el Sr. Josep Ramoneda e Isidro Rebollo.
Lo escrito a continuación está formado por
notas con las que guiarse y por partes de lectura. Es por ello que ciertos
aspectos de redacción del artículo no respetan las leyes de lo escrito. He
preferido mantener el original sobre el que me apoyé.
El título habla de psicoanálisis, es de esperar que Uds., hayan venido por
este motivo. El Final del Milenio, hace referencia a una superstición
–actividad muy humana- La historia nos recuerda que pasó en el año 1000, de
cómo el ser humano fabrica sus mitos existenciales. Yo prefiero hablar del
poder del significante, del tiempo lógico en contra del cronológico: el
inconsciente es atemporal. Es decir, que ahora 1000 años más tarde, continuamos
determinados por echas, hechos, mitos. ¿Cómo
hablar de psicoanálisis y no caer en la frivolidad de la anécdota? Por esto
quiero explicar ciertos hechos: históricos, conceptuales, de revisión, de
defensa y de contribución, con el fin de que ello pueda contribuir a anular el
discurso al cual comúnmente nos tiene acostumbrados los medios y aquellos que
curiosamente hace unos años criticaban y ahora son acérrimos defensores de la causa.Seamos
claros, dijo Lacan: El psicoanálisis no triunfará, tan solo sobrevivirá, pero
continuará instalado en los sistemas inmunológicos de la medicina. ¿Para qué?.
Para funcionar como síntoma de la civilización. ¿Por qué?. Quiero hablaros del
nacimiento de esta práctica, por qué fue necesario que surgiera, qué faltaba.
Había una indigencia médica. La ciencia siempre pregunta por la utilidad: la
función de lo útil. ¿Qué utilidad tiene el psicoanálisis? Si es que la tiene,
se la ha de absorber: seremos nosotros los que diremos algo de su
aprovechamiento. Curiosamente, él que ha nacido al observar una deficiencia, ha
de ser juzgado por la misma ciencia. Hay que dar cuenta de su especificidad, bajo
la óptica de la ciencia. En definitiva, fagocitarla. El resultado fue coger lo
que se podía aprovechar y borrar las razones de su origen. Fagocitación
bastante indigesta. Freud aún colea, hasta que la “freudolatría” pueda
superarse. A pesar de ellos el psicoanálisis ha seguido hablando, bien sea
desde el diván, bien desde la calle. Kierkegaard cuando habla de la repetición
dice:
“La esperanza
(como el psicoanálisis) es un flamante vestido nuevo, almidonado e incómodo,
pero como que no se lo ha puesto nunca, no sabe cómo le queda.”
La emergencia del psicoanálisis
produce angustia: Si “heimlich” es lo que es familiar, “unheimlich” es losiniestro. Inicialmente fue
Copérnico (1473-1543) quien sugirió la idea del movimiento de los planetas
alrededor del sol. Lo eruditos de su época sólo creían en Aristóteles. Galileo
(1464-1642) continúa con el tema produciendo una herida cosmo-teológica al
hablar del centro de orbitación de los planetas (herida geocéntrica). “Epore si
mouve”. Charles Darwin, 1871, en “La descendencia humana” lo hace con una
herida etnocéntrica. El homo sapiens sapiens (doblemente sabio) tenía un
origen, una evolución. Freud provoca una herida egocéntrica, narcisista. El
hombre no era amo de sí mismo. Estaba determinado por su inconsciente. Es
importante saber qué pasó, para saber hacia dónde vamos. ¿Cuál ha sido la
contribución del psicoanálisis a la medicina durante el pasado siglo?
Podemos afirmar que la historia
de la clínica ha ido siempre enganchada a la histeria, el proteo, la simuladora,
la “bella indiferencia”, que Charcot indicara. Ya estaba presente en los
papiros del antiguo Egipto: “hysteron” –útero- las migraciones uterinas
(Galeno). Femenina, idiopática, hasta que Lepois la acerca al hombre, como
afección cerebral. De los humores, útero, al sistema nervioso y vuelve al
útero, esta ha sido su etiología. No será hasta el siglo XVIII con Robert Whytt
que la gente pueda ser nerviosa: “Ud. Está nerviosa”, le dice a una paciente.
Ahora este término abarca todo lo que no se podía diagnosticar.
El siglo XIX está dominado por el “método anatomoclínico” y las clasificaciones
basadas en Linneo “Nosologia methodica”. Charcot piensa que la histeria se debe
a causas psíquicas provocadas por una idea. Para él es neurológica. La histeria
no es simuladora, pues no soportarían el mal tanto tiempo (Cuadro de André
Brouillet). Afección “sine materia”. Proponía para las neurosis un substrato
fisiológico: “lesiones dinámicas funcionales”.
Berheim, atribuye los síntomas a
la sugestión. Janet al automatismo, Freud al inconsciente. Éste demostrará que
la histeria desconoce la anatomía. Extrae de esta manera, la hipoteca
neurológica de la histeria. Es a partir de ahora que se sucede conceptualmente
la teoría traumática, el método catártico, hipnosis, apremio, asociación
libre,hasta el descubrimiento de la transferencia.
¿Qué era la clínica de la época?.
Es la clínica fotográfica, observable y descriptible al instante que inicia
Pinel (1745-1826). Crea las bases de la clínica psiquiátrica y las bases para
una control social de la locura entregándola a la medicina, dominada por la
neuropatología y la neurología. Libera a los locos de las cadenas en 1793. Se
pasa de los “Narrenschiff”, barcos cargados de locos, a los ingresos en los
hospitales, correccionales “Zuchthäusern” o “Hourses of correction”. En 1656 se
funda el Hospital General (Bicêtre). Los marginados son recogidos y internados
sobre la base de “lettres de cachet” abolidas en 1790. Pobres, locos,
alienados, conviven en los asilos. La clínica iba de la clasificación nosográfica
al tratamiento moral.
Es el momento inicial en el cual
la justicia delega su poder a la medicina. Los sujetos que no pueden ser
encerrados “aislamiento terapéutico”, bajo tutela médica.
Bayle (1799-1858), descubre las causas de la P.G.P., hecho sin precedentes.
Como sintomatología un desajuste cerebral, una infección de la aracnoides.
A partir de aquí la búsqueda del substrato anatómico, el fracaso y la
insistencia de la psiquiatría biológica para encontrar “la causa específica”.
A mediados del siglo, hasta 1930
una nueva manera de pensar la clínica nace: la clínica filmográfica, evolución
de las maneras de enfermar. La inaugura J.P. Falret y la cierra Lacan con “La
psicosis paranoica y sus relaciones con la personalidad”.
La frenología de Morel, la degeneración (referencia bíblica) como causa.
Esquirol y las monomanías impulsivas, hasta la diferenciación entre ilusión y
alucinación. Pero, la obra de más relevancia y extensa es la de Kraepelin
(1883-1908). Alumno de Wunt, divide las enfermedades mentales en 13 categorías,
de más influencia externa a la máxima interna: desde la locura infecciosa a la
neurosis. Será Clérembault quien creará la primera idea de lo que llamaremos
diagnóstico estructural de la psicosis, con el automatismo mental: Por
automatismo se entiende pensamiento adelantado, enunciación de actos,
impulsiones verbales, fenómenos psicomotores. Al sujeto le están leyendo el
pensamiento: El Otro habla. Las alucinaciones son posteriores al automatismo.
Por ello, es posible diagnosticar una psicosis antes de manifestarse, ya que el
síntoma es contingente.
¿Cuáles son así, las diferencias entre Psiquiatría y Psicoanálisis? Los
objetivos de entrada son los mismos: Curar. Aunque realmente es a posteriori
que podemos pensar el psicoanálisis como una actividad que a veces aporta la
curación. Pero su utilidad va más allá. Partimos de conceptos diferentes en
cuanto al síntoma. El enfermo goza de sus síntomas, para no gozar de un goce
más peligroso. GOZAR-CURAR (En catalán GAUDIR-GUARIR),dos palabras homófonas.
¿Por qué nació el psicoanálisis?.
Fue fruto de la indigencia médica y de las clínicas basadas en la sugestión y
la confesión. Había que dar cuenta de síntomas no diagnosticados: Freud se
encuentra con un caso de una mujer que no podía dar el pecho a su hijo: inventa
para ello un nuevo término que no estaba en la psicopatología: “Psychicher Konflikt”
(contravoluntad). El síntoma médico, sin ningún tipo duda es una señal:
si hay humo seguro que se trata de fuego. Es decir, semiología, etiología,
patogenia, nosología, diagnóstico, terapéutica y pronóstico. En clínica, en primer
lugar se hace una lectura informativa y se agrupan los síntomas en síndromes.
Posteriormente haremos una lectura hermenéutica ( la inició Freud ), no
estudiamos los síntomas, sino las conductas y por último nos centramos en el
sentido, lectura mayéutica: articulación del discurso. Kraepelin decía que el
desconocimiento de la lengua del enfermo es, en medicina mental una excelente
condición de diagnóstico. Silenciar el síntoma.
Con la llegada del DSM y sus sucesivas revisiones, se relega a segundo plano
toda la clínica de la neurosis. Inicialmente el DSM II, tiene terminología
analítica. El DSM - III, es la asepsia, falta de correlación con las
causas, la falta de indicaciones terapéuticas: Clínica de la clasificación. En
cualquier caso el diagnóstico es fenomenológico, no estructural y esto puede
inducir a errores. Se discrimina gracias a la semiología y se encuadra gracias a
la nosografía.
¿Significa esto que el
psicoanálisis no diagnostica?. Después de las entrevistas preliminares, se
diagnostica basándose en la estructura. ¿Qué tengo ante mí?. Pero, se tiene que
diferenciar lo imaginario del discurso que se basa en la mentira: el síntoma es
contingente, es una solución de compromiso. No hay fijación sintomática, no hay
pureza sintomática, no hay vademecum que capte todo. Así el síntoma analítico
es una metáfora: Si hay un significante seguro que nos remite a otro. Hemos de
estar preparados para la sorpresa. En cuanto al diagnóstico, observamos que
cada sociedad tiene su nosología, su Iglesia, su medicina. La enfermedad mental
ha sido compañera de los seres humanos. Pero, sus manifestaciones no son las
mismas en cada época.
La histeria se ha olvidado de las contracturas, cegueras, parálisis,
conversiones, hasta el extremo de desaparecer de los manuales psiquiátricos, es
más conveniente hablar de depresión, reacción depresiva, ir de compras,
anorexia nerviosa, niños hiperactivos, atención dispersa… El DSM –IV-R llama a
la histeria, trastorno de conversión, a la neurosis obsesiva y fóbica,
trastorno por ansiedad. Ella, la histeria, como buen proteo se ha adaptado a la
moda. Siempre hay una enfermedad de moda. ¿Nos hemos preguntado cuál es la actual
y porqué?
Por todo ello proponemos el
diagnóstico estructural que se basa en tres premisas:
- Elaboración fantasmática
- Contingencia del
síntoma y
- Mecanismos de
defensa.
En definitiva se habla de la
clínica de la mirada versus la clínica de la escucha. El diagnóstico médico
petrifica el signo. En el psicoanalítico el síntoma es significante. El saber es
no supuesto. ¿Qué entendemos cuando hablamos del sujeto normal?
“ (…se caracteriza precisamente por no tomar nunca del todo en serio cierto
número de realidades, la existencia de las cuales conoce” (1)
En la neurosis se trataría de
evitar un fragmento de la realidad, se fantasea, se huye de la realidad. El
neurótico se interroga. Al psicótico le aparecen las respuestas antes que las
preguntas. El perverso es un demostrador de que “la relación sexual no existe”.
El histérico sufre por no haber recibido bastante amor. Busca ser el ideal para
corresponder al deseo de la madre. Está condenado a una insatisfacción
permanente. El obsesivo, ha sido demasiado estimado por la madre. Se siente
culpable por todas las tentativas de escapar de su dominio. En cualquier caso
los dos viven el registro simbólico en el nivel imaginario.
El delirio psicótico es una forma de restitución del ligamen del sujeto con la
realidad. La certeza sustituye a la fantasía neurótica. Es decir, no como
defecto: Schreber quiere transformarse en mujer para que Dios goce. Ara el
sujeto está de acuerdo con el orden del universo, se instaura una cierta
estabilización. Mientras, la clínica psiquiátrica considera al delirio
como degradación del cerebro descontrolado en sus secreciones humorales.
En “Una neurosis demoníaca en el siglo XVII” veremos como C. Haitzman, célebre
pintor, huye de la realidad y enferma. Haiztman sería una “neurosis
melancolizada”. Quiere pintar contra los deseos de su padre. La obediencia
llega a posteriori, con la muerte del padre hay una inhibición para pintar.
Hace un trato con el diablo. Pero no podemos hablar de metáfora delirante. El
diablo es el padre. Cuando acaba apela al Otro.
Esto no pasa en la melancolía. La
psicosis se construye sobre el delirio y sin pasar por el fantasma: La certeza
en la psicosis sustituye la fantasía en la neurosis. Un elemento no reprimido
(pues exigiría reconocimiento) aparece en forma de delirio.
El perverso cree en un Dios que goza y él es su sacerdote. El fetichista,
paradigma de la perversión, se sitúa como objeto de la falta de la madre. En la
perversión (sádico y masoquista) el sujeto se hace instrumento del goce del
Otro.
De los transexuales se ocupan los cirujanos (no existe anomalía biológica,
creen que pertenecen al otro sexo). No tienen ninguna duda del sexo a que
pertenecen. Hay que preguntarse quién ha promovido el transexualismo: la
medicina, las posibilidades legales…
Es en la terapéutica que la medicina trata cada síntoma con una terapia
tradicional que reordene al sujeto. La acción se sitúa en una doble vertiente:
la sugestiva o la química. Por un lado un consejo de un Yo fuerte a un Yo
débil; la identificación al terapeuta: Yo fuerte que domina al débil como
propone la Egopsychology.
Por otro lado “Pharmakon”, medicamento en griego, que originariamente no
distingue entre curar y matar. Tratamiento esencialmente químico para teorías
esencialmente psicogenéticas. La pastilla, fruto de los avances bioquímicos, es
de incidencia sintomática. Pasta: pequeña porción de masa individual. Potito:
Se hacen pruebas ciegas a la madre. Pasta: dinero. Palabra por pastilla, fuera
empatía, fuera sugestión. No responder a la demanda en los mismos términos en
que está formulada. Eso es lo que pide el paciente. El consejo sabe que lo puede
encontrar en la calle y la penitencia en los confesionarios. No se puede
terapiar lo que es psíquico. No al “furor sanandis”. Asociación libre, atención
flotante, regla de la abstinencia, son los tres preceptos básicos que avalan
nuestra práctica y un clínica basada en la ética del “bien decir” del
síntoma. Ni ciencia, ni religión, ni magia: Ni tuto, cito, jucunde.
La única pasta viene en forma de dinero. Es necesario desprenderse de la
subjetividad y subordinarla al deseo de saber; perder el confort psicológico.
El psicoanálisis cambia las reglas de la producción capitalista. Aquí el que
trabaja, paga. El analizante para para trabajar. Cuando paga para descansar no
hay análisis. El analista paga con su persona, con su cuerpo ,no con su saber.
El psicoanálisis se separa de la psicología descriptiva de la conciencia,
planteando una concepción dinámica de los procesos mentales (psicología de las
profundidades diría Freud: “Tiefenpsychologie”. El psicoanálisis es extraño a
la psicología y esto no acaba de entenderse: Hay quien practica la psicología
de las profundidades, la psicología dinámica o de orientación psicoanalítica,
considerando al psicoanálisis como una técnica más del arsenal terapéutico,
como un aporte a la psicología. El psicoanálisis se basa en la palabra, el
significante. Nosotros nos diferenciamos del resto de los seres vivos por la
posibilidad del lenguaje. Los animales se comunican. Esta particularidad es la
que decide que no haya animales anoréxicos, perversos o fetichistas. El pájaro
Tero, puede engañar, pero no decir mentiras (En un sitio pega los gritos en otro
pone los huevos).
Freud lo dice:
“Tu dices que vas a Gracovia para que yo piense que vas a Lemberg, cuando en
realidad vas a Gracovia. ¿Por qué me engañas? (2).
El chiste es la
fuerza libidinal inconsciente que expresa un contenido que las exigencias
morales impiden formular en el lenguaje serio.
El ser humano es posiblemente el más indefenso. Nace con poco pelo, fontanelas
y antes de nacer ya está inmerso en el orden simbólico. Viene al mundo con una
“falta de ser”, separado del complemento materno. La eterna satisfacción. Con
necesidades que transcriben su falta de ser, con pulsiones, no instintos.
Es de esta síntesis que surgirá el deseo que intenta colmar la falta en ser y
que se expresa a través de la demanda: Los significantes que provienen del
Otro. La cuestión del deseo nos indica que el deseo es el deseo del Otro:
“El deseo mismo
del hombre se constituye bajo el signo de la mediación, es el deseo de hacer
reconocer su deseo” (3)
¿Qué quiere
decir que el deseo no se constituye sin mediación?. Lo que el hombre desea es
que el otro desee: Ser la causa del deseo del otro, en referencia a la
“Dialéctica del amo y el esclavo” hegeliana. Tan solo otra conciencia que sea
capaz de ociar y amar es capaz de brindar la certeza de sí mismo:
“el amante
siente una falta pero ignora que es lo que le falta; el amado ignora lo que hay
oculto en él y que a su pesar atrae al amante. Entre amante y amado tan solo
hay inadecuación. Lo que falta en el amante no es necesariamente lo que está
oculto en el amado.” (4).
El lenguaje
goza de espaldas al sujeto hablante y sin preocuparse de su bienestar: lapsus,
sueños, delirio: “Ello goza lo que delira y delira lo que goza”. El poeta es
devorado por el verso (Platón).
Pero, ¿cómo podemos confirmar la hipótesis del inconsciente?. El inconsciente
ya se encontraba en los poetas, solo era necesario inventarlo: pre-existía a
Freud, a partir de él existe. En el síntoma, vemos que hay una instancia que
está gozando mucho a pesar del yo. Es la alienación del sujeto en el Otro,
lugar de la palabra. Justamente es esta alienación (lejana a la ciencia) la que
da el sentido al sujeto. El inconsciente es un lugar heterogéneo a la
conciencia, es el lugar del diálogo y respecto del cual estamos exiliados.
Imaginemos que todo lo que hemos vivido: insatisfacciones, placer, afectividad,
odio, amor, ternura, vivencias en definitiva, pero con la particularidad, de
que por motivos varios ha sido reprimido, queda relegado, estuvieran
almacenados en un lugar y entre ellos conectase formando un lenguaje propio,
ajeno al sujeto y que se manifestase, muty a pesar suyo, en forma de lapsus,
chistes, sueños, errores, síntomas… Estas conexiones tienen tanta entidad que
podemos decir lo que indicaba Nietzche al afirmar que es más fácil romper una
pierna que romper un palabra. El inconsciente es un saber sin sujeto.
¿Qué nos queda cuando nos quitan la palabra, los significantes?. En los campos
de concentración era muy común. Torturar es quitar a un sujeto los
significantes y si esto pasa poco importa la vida. Con palabras nos
comunicamos, enfermamos. Pensemos en la combinatoria significante y la máquina.
Estamos ante un sujeto cuando podemos hacer servir una combinatoria
significante. Es la experiencia de la vivencia imaginaria de estar delante de
un sujeto cuando jugamos a las máquinas tragaperras. Descartes, decía que las
máquinas son animales domésticos.
Esta es nuestra clínica. No hay clínica sin ética. Clinicar es acostarse. El
hombre no piensa igual, acostado que de pié. El diván como artilugio viene a
repetir que la cama es donde se nace, donde caemos enfermos, dormimos, soñamos,
hacemos el amor y cuando se está enamorado la persona hace demasiadas
declaraciones. También es donde morimos.
La clínica psicoanalítica es lo que se dice en un análisis. No es la clínica
del consejo, ni de la confesión, ni del adoctrinamiento, no es la clínica del
Yo.
La ética psicoanalítica consiste en no adaptar al sujeto a su propia realidad,
esta siempre es móvil, personal, lejos de catálogos o estereotipos como el yo
del psicoanalista. La individualidad surgirá con la constitución de la historia
del sujeto y la aceptación de esta historia como propia. En definitiva, se
trata de no crear seres buenos o malos, sino buenos y malos. No buscar el
juicio de la persona. No buscar la verdad ni la mentira, sino hacer de ellas el
objeto de la cura. Nadie se puede atribuir representar a Némesis, diosa que
todo lo ve, justiciera de amantes rechazadas, distribuidora de castigos.
Esta clínica la inaugura Isabel von R. con el “déjeme hablar”, casada de las
interrupciones de Freud. Y Anna O., la paciente de Breuer, la de la “Talking
cure”, la transferencia.
Hemos pasado del pansenxualisme al inconsciente estructurado como un lenguaje
(aforismo). Esta crítica: el pansenxualismo, no es origina. Kraff-Ebing, usaba
vocabulario latino para evitar la crudeza terminológica. Tres eminentes figuras
de la épo de Freud no eran ajenas a la sexualidad y proponían etiologías muy
específicas.
Breuer: Secretos de alcoba. Charcot: “toujours, toujours, la chose genitel” y
Chrobak: “Penis normalis, dosis. ¡Repetatur!.
Estamos hablando del Yo constantemente, pero no hemos dicho que se basa en una
ilusión, en un imagen de la cual la clínica se hace eco continuamente. Esta
sutura del sujeto fue presentada ya anteriormente por varios autores:
Spinoza (s. XVII) “La conciencia es inconsciente de sus actos”.
Leibnitz, habla del inteligible, como experiencia interna.
Maine de Biran, de “l’homo duples”.
Griesinger, de “metamorfosis del yo”.
Herbart, comentaba que había ideas contrarias que luchan en el yo.
Pero, será con Descartes que podremos hablar del nacimiento del sujeto: De el
ente al sujeto: “Cogito, ergo sum”. Uno de los dos términos presentifica la
existencia. Pero pensemos que hay certeza psicótica, no duda (duda metódica).
Cuando decimos yo, tú, soy ,eres… el psicoanálisis se ocupa de la primera
atribución (es preontológico). No la da por sentada. Es en el lapsus, en el
discurso, cuando sin querer se nos escapa el clásico: “No quería decir eso”.
¿Quién es el que ha actuado por mí, el que piensa por mí, quién es quien le
autoriza a pensar de esta manera y dejarme en evidencia?. Es necesario que los
errores no hay por qué explicarlos: son significantes. Cuando el Ello piensa,
yo no soy. Sacamos información del sin sentido.
El yo es función imaginaria, simbólica y real. Siempre de dependencia respecto
del Otro. La presencia del orden simbólico en el mutismo, es la presencia de la
pulsión de muerte, la voz de nadie (personne). Si se toma a la persona como
sujeto se asimila imaginariamente lo simbólico y lo real.
El síntoma cuestiona al sujeto: fobias, angustia localizada, síntomas
somáticos, rituales obsesivos, anorexia, depresiones, sueños, delirios… ¿qué
puede decir el yo respecto de esto?. ¿Qué puede decir la clínica del yo
respecto del enigma del hecho de que la gente quiera curarse a través del
castigo (psicosis autopunitivas).
EL YO ES UN YO
DE DESCONOCIMIENTO
SUJETO no es iguala CONSCIENCIA
YO no es igual a SUJETO
CONCIENCIA no es igual a YO
Del "Cogito, ergo sum" al "Cogito, ibi sum"
"El yo es un juguete de mi pensamiento"
"Pienso donde no soy, soy donde no pienso"
"Pienso, luego soy pensado por mí" (A. Silesius)
" yo es otro" (Rimbaud)
¿A qué queda
reducida la personalidad?. A un “locus” de relaciones más que como un yo
clásico. Relaciones que quedan perfectamente reflejadas mediante un “nudo
borromeo”. La personalidad como síntesis. Es necesario pensar que si esta es la
perspectiva a la que se condena al yo, este quiera rebelarse negando la
evidencia. Por ello, hay que pensar que la ilusión de la personalidad: el 2000
seguirá negándola, el sujeto no la acepta.
El problema del psicoanálisis ha sido su cientificidad. Se ha distanciado de
los preceptos científicos y no por gusto. Recordemos que nació de la ciencia
para separarse posteriormente. ¿Cuál fue la causa?. El objeto del psicoanálisis
es el inconsciente y este toma al hombre por objeto sin previa consulta. El
psicoanálisis ha estado considerado dentro de las “ciencias del hombre”, si es
así lo ha sido para quedar anulada al no cumplir las condiciones objetivas de
un ideal experimentalista. No es experimental, sino experiencia, estrategia de
intervención que persigue cierta finalidad.
“De lo que se
trata ahora no es solo de que el analista se sirva de la ciencias propagadas
bajo la manera universitaria, sino que estas ciencias encuentren en su experiencia
la ocasión de renovarse” (5).
La ciencia
se construye sobre un desconocimiento del sujeto y de la naturaleza de su
desconocimiento. Y el sujeto está dividido entre lo que sabe y lo que no sabe.
No se trata de hermenéutica, en la cual el sujeto desconoce el significado de
los significantes. Lo que es real escapa, huye queda un resto informulable. No
hay metalenguaje.
Popper, cuando establece los criterios de falsabilidad o refutabilidad de las
ciencias, como criterio de discernimiento del discurso científico, afirma que
el psicoanálisis es pseudociencia porque no admite observación alguna, incapaz
de invalidar sus propios postulados. Mientras que las ciencias indican en qué
condiciones de observación podrían ser refutadas sus hipótesis. Es decir, que
la ciencia positivista indica cuáles son sus horcas caudinas y si el
psicoanálisis se niega a someterse a contraste sistemático sus doctrinas, esto
lo relegaría a ser considerado mito, antropología, chamanismo.
Es justo por esto que lo rechazan, porque es inasimilable. Asimilar consiste en
transformar algo extraño a mí y sintetizarlo, como la síntesis de las
proteínas. Si no puede sintetizarlo es debido a que hay algo irreductible en mi
conocimiento consciente.
Ciertamente, la unidad psíquica es una ilusión. El discurso psicoanalítico no
puede ser reducido a otro discurso ni filosófico, ni psicológico, ni
psiquiátrico. No porque sea la verdad, sino porque actúa como corte. A veces
recuperar este discurso ha consistido en mutilarlo, de aquí el retorno a Freud.
Pensando así, ciertamente el psicoanálisis es determinista. Determinados por el
inconsciente.
¿Cuál ha sido su existencia de relaciones con otras ciencias?. Psicoanálisis,
saber, universidad: Una evolución de fracasos.
Ortega y Gasset con “El psicoanálisis ciencia problemática” (1910), es tal vez
el primer artículo sobre el tema publicado en España. Resume además
“Psicopatología de la vida cotidiana” y el trabajo de Freud sobre Leonardo. La
psicología entra de la mano de la filosofía alemana gracias a J. Sanz del Río y
Giner de los Ríos (1872).
En Madrid se crea la Institución Libre de Enseñanza y del Museo Pedagógico. Son
laicos que aplican la psicología experimental. Veremos como la psicología es
absorvida por la religión (Marañón, Giménez de Asúa, Ortega, Giner).
El psicoanálisis llega a través de textos franceses. La escolástica hace de
frontera: Capuchinos. Revistas como “Criterión”, “Estudios franciscanos” hablan
de psicología y pedagogía desde una orientación experimental y pretenden
mantener la moral católica. Su filosofía es cristiana, por tanto el
psicoanálisis era peligroso. Todo lo que nace fuera del espíritu cristiano está
condenado a fracasar. Emili Mira lo emplea para combatir la ideología
religiosa. En general para medir los test. Simarro es catedrático de psicología
experimental en Madrid desde 1902. Estudia con Charcot. Funda el primer
laboratorio.
El discípulo más destacado dentro de la psiquiatría es Lafora. En Barcelona
Turró que se forma en Alemania. Sarró va a Austria de 1925-28 a analizarse con
Freud. Freud le recomienda H. Deutsch. Sarró resumirá más tarde “Mi primer
psicoanálisis fue un psicoanálisis frustrado”. Introductor de los
“electrochoques” en el estado español y crítico de los fármacos, invita a Lacan
en 1972 al Col·legi de Metges de Barcelona (pasó sin pena ni gloria). Lacan ya
estuvo en Barcelona en 1958 en el IV Congreso de Psicoteapia: “La psychanalyse
vraie et la fausse”.
Sarró se decanta por Jung, la doctrina del cual era más asimilable. Augura la
caída de Freud.
López Ibor, se inclina hacia la psiquiatría; Sarró a veces habla de la
supresión del discurso psicoanalítico y de su postividad (ecléctico). Sarró
marca las pautas de la psicoterapia a Cataluña, reconoce su base
psicoanalítica, pero rechaza la teoría freudiana: “Freud lo sitúa todo en el
inconsciente”. “El Edipo no existe”. Sarró, López Ibor, Lain Entralgo, Vallejo
Nájera, contactan con medios psicoanalíticos vieneses y alemanes.
¿Por qué era peligroso? ¿Cuáles eran las doctrinas freudianas peligrosas?
a) Los procesos psíquicos son inconscientes: Cuando ello piensa, yo no soy.
b) El papel transcendental de los impulsos sexuales.
Por el contrario: ¿Cuáles eran los peligros para el psicoanálisis?.
Los sacerdotes deciden cómo ha de ser el analista: El Padre César Vaca dice:
¡Que se analicen!. Pero que el psicoanalista pertenezca a la psicología
profunda tipo americano.
“Los sacerdotes
y los médicos. Porque desde el origen de los tiempos, los sacerdotes y los
médicos están en posición de abusar del gran Otro.” (6)
Pio XII, en su
alocución en el Congreso de Psicoterapia y Psicología Clínica (1953) dice que
del psicoanálisis hay cosas buenas que deberíamos aprovechar.
“…E incluso
Dios, que a veces se vale de medios especialísimos para santificar las almas,
pude valerse del psicoanálisis para volver a Él las ovejas descarriadas” (7).
En 1959, se
funda “La Socieadad Luso Española de Psicoanálisis”, contra la dictadura, la
psiquiatría oficial y la mediocridad universitaria.
El psicoanálisis, tal como temía Freud cae en manos de la medicina en los años
’70. D. Angel Garma es el primer español miembro de la API.
1975 marca el inicio de la enseñanza de J: Lacan, gracias a Oscar Masotta.
Freud en 1918, habla del psicoanálisis excluido de la universidad. Dice que se
tienen que formar asociaciones que suplan esta función en la formación de
analistas. Hasta ahora sólo queda incluido como conocimiento de psicología
profunda en la formación de los psicoterapeutas.
La formación analítica no es la transmisión de un saber constituido, sino oa
puesta en juego de las estructuras inconscientes y reinventar en el caso
del analista su posición como analista. A falta de universidad se crean
asociaciones de formadores de analista, a pesar que algunas se han vuelto universitarias.
¿Qué nos depara el futuro?
“El psicoanálisis vuelve a su lugar”. Este era el encabezamiento de la
reseña de mi tesis que aparecía en un diario de Girona. ¿Qué lugar?. Funciona
como lapsus. Justamente porque el psicoanálisis siempre ha estado relegada,
fuera del discurso de la ciencia, fuera de la universidad. No se trata del
futuro de la psicoanálisis, sino del futuro del inconsciente y este es
atemporal, ajeno a la cronología. Si el psicoanálisis tiene como objeto el
inconsciente y este es patrimonio del “parlêtre”, su futuro por tanto irá
conectado con el hombre-mujer, con sus síntomas y sólo podemos saber de
ellos “a posteriori”. Lo que sí podemos improvisar son las posibilidades que se
derivan de la estructura y referirnos a sus manifestaciones clínicas, sociales,
políticas, educativas…
¿Cuál es así, la tarea del psicoanálisis? ¿Qué función cumple más allá de
la clínica?. ¿Qué puede decir de las manifestaciones humanas? ¿Cómo contribuye
al descubrimiento de la actitud social e individual?
Observamos diversos aspectos: El futuro de la clínica. Parece obvio que
camina hacia el eclecticismo terapéutico, el dominio de la química, un modelo
más biologista. ¿O está en peligro la psiquiatría como especialidad autónoma
dentro de la medicina?. Lo que parece que el futuro nos depara es que
continuarán incorporándose disciplinas como la psicofarmacología, genética, la
biología, bio-genética… la respuesta ya la daba Lacan en 1958:
“Podemos demostrar que la
impotencia para sostener auténticamente una praxis, se reduce, como es
corriente en la historia de los hombres, al ejercicio de un poder” (8)
La dificultad está en el
objeto de la Psiquiatría, ¿este es la alteración psíquica, la enfermedad
psíquica –cerebro o comportamiento- el tratamiento del alienista?…; todo esto
hace definir a la psiquiatría como la menos médica de las especialidades. No
obstante, hay quien pregona que la psiquiatría está estrangulada por la
psicoanálisis y la química (Miller 1993).
Lo que sí parece que está asegurado es la enfermedad. Justamente porque la
enfermedad es una forma mítica de solucionar nuestro problemas. Tomamos como
ejemplo un caso de Fobia, el “caso Hans” o el delirio psicótico del caso Aimée
(psicosis autopunitiva). Es una campesina que vive en París, separada de su
marido e hijo, eficiente administrativa con estudios que comienza y no acaba
nunca. Retraimiento social. Un día sale a visitar a su hijo y se dirige a la
salida de artistas, donde agrede a una artista famosa con un cuchillo. Es
internada. Lacan afirma que en todo el delirio, lo que pretende es una acción
social castigadora (paranoia de autocastigo). Una vez castigada reconoce su
locura. El delirio recupera a pesar que sea por el camino de la autopunición,
de la culpabilidad una personalidad:- ¡he sido yo!.
Delirio viene de lira, surco, descarrilar… Tiene significación social, es un
mensaje dirigido a alguien, un reconocimiento social. Justamente, el
criminal quiere salir en los periódicos: el papel social del diario y la
cuestión de la fama por el público. De no haber sido una vedette, habría sido
un deportista famoso. La vedette encarna personajes de ficción (estrella más
representaciones). Ella escribe, como Rousseau, delirante reconocido que habla
del hombre en sociedad. Esto atestigua un componente social ciertamente
psicótico. La paranoia es una reconstrucción del ligamen del sujeto con la
realidad.
Elucubremos sobre el futuro de la educación:
“Pero, ¿qué puede ser una vida
que comienza entre los gritos de la madre que la da y los lloros del hijo que
la recibe?
(Baltasar Gracián).
Hijos y
narcisismo parental, esta es la cuestión; la superación de la muerte a través
de la continuidad del yo en los hijos.
La cultura se fundamenta sobre la ley de prohibición: Si no se canaliza,
la agresividad se vuelve contra nosotros mismos. El futuro de la educación irá
conectado con el futuro de la familia y las funciones de sus componentes. Los
hijos son síntomas de los padres y estos de la sociedad. Todo niño que nace ha
sido hablado, comentado, desmentido, negociado, previsto: Un hijo es una
respuesta a un deseo. Los niños de presente son fruto de la sociedad de la
abundancia. Adeficitarios en necesidades, no así en el deseo. Lejos de
las carencias, de traumas, protegidos en burbujas asépticas contra la frustració,
la renuncia. Estandarización del deseo. Pero este se manifiesta
sintomáticamente cuando lo que se quiere es satisfacer las necesidades. Sabemos
que la necesidad es secundaria dentro de la estructura familiar. La sociedad ha
experimentado modelos de convivencia variados a pesar de ello siempre ha habido
una transmisión del deseo y de la prohibición dentro de una ley de filiación y
de intercambios.
Rilke decía: “Si nos hemos atrevido a volar como pájaros, una sola cosa más
debemos saber: caer”.
La cultura de la permisividad en educación es nefasta. Justamente, una
educación bondadosa, abierta, permisiva, no evita la presencia de un
Superyó duro y inflexible. No hay una profilaxis de la salud psíquica del
sujeto, es cuestión de caminar entre el Caribdis de la prohibición y el Escila
de la permisividad.
¿Podemos hablar así de una pedagogía analítica?. Se ha repetido que se trata de
una de las tares imposibles, junto al arte de gobernar y el mismo
psicoanálisis, porque las tres descansan sobre el poder que una persona puede
ejercer sobre la otra gracias a la palabra y todas ellas encuentra un límite en
su acción.
La pedagogía se dirige al yo con la finalidad de reforzarlo, reprimirlo. El
psicoanálisis lo hace en el inconsciente para obtener el levantamiento de la
represión. Son diferentes. No es aplicable una pedagogía analítica. Si lo es un
educador analizado. El deseo establece vínculos. Aparece la angustia cuando
pensamos en esto que es educar.
Existe no obstante una diferencia entre educar y instruir. El problema ha
surgido cuando se ha intentado moralizar al niño, han nacido los especialista,
el psi-familiares, re-educaciones, re-orientaciones…¿hacia dónde?. ¿Qué
queremos cuando hablamos de educación?. ¿Es lo que ha conseguido el triunfo de
la psicopedagogía?. Conocemos experiencias: Summerhill y la del Salvaje de
Aveiron, la escuela Barbiana.
¿Qué está pasando con las funciones paternas?. ¿Cómo actúa el discurso de la
ciencia?
Si el niño está inscrito en el lenguaje de los padres, en su deseo, ocupan un
lugar de privilegio en el inconsciente de los adultos. Hay una cierta variación
estructural.
La sociedad crea parejas que dejan fuera de banda al padre, no al padre
genitor, sino al que lleva la transmisión de emblemas de la ley universal de la
prohibición del incesto como límite del goce. “Un padre es un padre justamente
porque habla”. Cuando falta la palabra, falta el significante, la orientación,
los emblemas con los que identificarse. Más allá, es el representante de
la ley, no la ley. Tan peligrosa es la falta como la inflación. El progreso
científico ofrece la posibilidad de hijos de la ciencia, no de la relación
genital. Tener un hijo de la ciencia es un fantasma moderno, que no sabemos lo
que nos depara. Igual que los hombres hagan de madre, que parejas homosexuales
adopten hijos, fuera de etiquetas o posturas sociales, ponen en la picota la
estructura psíquica del sujeto. Hemos de pensar que actitudes como el aborto,
la vasectomía… son reflejos de la pulsión de muerte. Todo esto da respuesta al
mito del complemento ideal. Es una asignatura pendiente, el mito de la
satisfacción sexual, es una vieja aspeiración que queda evidenciada en el
narcisismo, homosexuales, heterosexuales, fetichismo, perversión…
¿Y sobre el futuro de la sociedad política?. La política se basa en lo
imaginario. En 1911 el Duetscher Gehimrat decía: “El psicoanálisis no es un
asunto de las ciencias, es un asunto de la política”.
Al hablar de sujeto, el psicoanálisis da una visión particular de las
manifestaciones humanas, bien sean culturales, artísticas o violentas. Son las
bases teóricas de la identificación aquellas que aclaran las teorías de líder y
de su influencia sobre las masas. La identificación es una transformación
que se produce cuando se asume una imagen. De esto pueden dar
ejemplos las guerras, la política, el marketing, la publicidad. ¿Seríamos
ingenuos al pensar que fue una persona como Hitler el causante de la locura
mundial?. ¿Cuál fue la causa por la que fue capaz de arrastrar a toda una
masa?. Hoy se están sustituyendo los ideales por objetos. En los países donde
impera el discurso del amo (ciencia) los objetos están presentes a la vista, en
los escaparates de las tiendas, hay una diferencia de ideales. Donde el
capitalismo ha fracasado o no ha llegado, hay una inflación de ideales: ver el
integrismo, el fundamentalismo. La supresión de la filosofía de los
planes de estudio, es un desacierto más a añadir.
La génesis de la sociabilidad tiene una origen muy particular. El
transitivismo, fenómeno explicativo de la simpatía, la identificación
especular, la sugestión mimética, todos ellos anteriores al Edipo, dan
explicación a la agresividad y los celos:
“Vi con mis propios ojos y
observé bien a un párvulo presa de los celos; aún no podía hablar y no podía sin
palidecer fijar su mirada en el espectáculo amargo de su hermano de leche” (9).
La constitución del Yo en
definitiva formada a través de la imagen del otro (aparición del “él”, como
tercera persona, antes que el yo). Si uno cae, le hace daño al otro (sin
mentiras). La agresividad no es un conflicto entre sujetos, sino un conflicto en
cada sujeto. Un directivo japonés se suicida por una caricatura suya aparecida
en un diario.
Las sectas agrupan, congregan. La política consigue ideales, unifica sobre la
base del “narcisismo de las pequeñas diferencias”. Galos, alemanes, judíos,
blancos, negros, moros, cristianos…
Nietzche decía: “el culto a los héroes caídos con las armas en la mano
sustituye al culto a los santos”.
La experiencia freudiana es el ejemplo: 4 de sus hermanas mueren en campos de
concentración, 13 de sus 17 familiares emigraron. Le robaron los dineros, le
cremaron libros, 102 analistas colaboradores se exiliaron.
De lo anterior al “alma bella” de Hegel y la lucha a muerte por puro prestigio.
El “alma bella” consiste en modificar el mundo a imagen de sus pasiones. Lanzar
sobre el mundo el mismo desorden que forma su ser. Él está bien adaptado, es el
mundo quien debe adaptarse. Imponer la Ley del corazón, de su corazón.
El sujeto no sabe de su participación en el desorden del cual se queja:
“El hombre está
tan necesariamente loco que sería estar loco por otra vuelta de locura no estar
loco” (Pascal).
Molière con “Le
misantrope” (diferencias matrimoniales entre Alceste y Célimène, inadapatado).
Pérez Galdós con “Nazarin” (principios evangélicos). Buñuel con “Viridiana”,
Cervantes con “El Quijote”. Rousseau con “El contrato social”.
“El amor y el odio, así como eran
antes, así lo serán y nunca, pienso, el tiempo infinito se desembarazará de
esta pareja.” (Empédocles).
¿Por qué el ser humano es tan
desventurado, tanto esfuerzo, por qué la armonía no está al alcance?. Todo por
ser feliz. Si fuera feliz quedaría reducido al silencio. La falta es
metonímica.
La cultura se basa en la ley de prohibición del incesto. Hay una tendencia del
hombre a la agresión, a la destrucción, a la crueldad: “La pulsión de muerte”,
dirigida contra él y su prójimo. No es suficiente con el entrenamiento
educativo de la civilización. Se trata de una doble conjunción: Hainamoration
(haine = odio) y s’enamourer (enamorarse).
La T.V., películas agresivas evidentemente no son la causa. Los japoneses hacen
guiones agresivos, pero (salvando el gas Zarín) no manifiestan tanta
agresividad, como pasa en Occidente. Las etnias Tutsi no ven tanto la
televisión, y es evidente su crueldad.
El existencialismo había captado el elemento agresivo que entra en relación con
el prójimo. Sartre comenta la persona que paseaba por el desfiladero y teme
caer, pero siente angustia porque no hay nada que le impida lanzarse.
Agresividad manifiesta en el rechazo a la cura, juegos agresivos de los niños,
pinturas de artistas como Hieronimus Bosch, Picasso con el cubismo, fantasías
de desmembración, autismo… La pulsión de muerte la encontramos relacionada con
el aborto, la separación, las guerras, la educación, la reacción terapéutica
negativa… Eros Thanatos .
¿Cómo intentamos solucionarlo?. El ser humano necesita construir mitos que den
explicación a su existencia. Sublimar las pulsiones, tomar conciencia de
nuestra actividad inconsciente. Culturalizarnos. Algo hacía la religión. La
religión es infatigable. El psicoanálisis es el fracaso de la religión.
La creencias religiosas obedecen a la misma estructura que la transferencia. La
religión es una transferencia sin análisis. El éxito de la religión es un
obstáculo para el psicoanálisis. El éxito del psicoanálisis es proporcional al
fracaso de la religión. En España avanza el psicoanálisis porque fracasa la
religión. En EE.UU, al revés (predicadores).
También hace trabajo la creación artística. Lo que hemos manifestado en el tema
del delirio psicótico: Rousseau, El Quijote, Joyce, nos hace preguntar por qué
convence el arte. La creación no es hija de la plenitud, sino de la ausencia.
Neutraliza la angustia. El arte es fruto de la sublimación de nuestras
pulsiones. Nuestras más grandes virtudes y nuestros más grandes defectos tienen
la misma fuente. La sublimación de las pulsiones: El arte como síntoma. Las
pulsiones son tan agresivas, tan violentas que cuando se subliman llegan al
arte. Este es fruto del amor reprimido, del odio, de las tensiones. Amar es
sentirse secuestrado de una ausencia. Amor es (según Lacan): Dar lo que no se
tiene a un ser que no lo es.
Amadeus Motzar, desea poner los dedos sobre los pechos de una dama. Si accede
seguro que no encontrará lo que buscaban en el Otro. Si es reprimido pondrá las
manos sobre el piano y compondrá. El hombre es falible de sus actos.
Por igual con la literatura. Wagner Jauregg, premio Nobel, cuando vuelve de
recogerlo, es saludado por un ayudante suyo discípulo de Freud:
“Dejadme esperar estimado colega
que podamos saludar algún día también a vuestro maestro en idéntica ocasión.
Espero también que al profesor Freud se le otorgará un día el premio Nobel…y no
de medicina, al menos el de literatura” (10).
No era gratuito, Freud era buen escritor
y conocedor de los clásicos. Entre él y su amigo Silverstein (a los 18 años)
leían El Quijote (Cipión y Berganza).
La literatura no está determinada por el escritor. Se trata de un síntoma,
viene determinada por el inconsciente. Es una sustitución significante, una
metáfora, donde el sujeto no puede reprimir más y donde no se reconoce,
es el mensaje cifrado de un goce.
En definitiva decir que el psicoanálisis actúa como corte es manifestar que la
neurosis explica la religión.
El inconsciente y su práctica del síntoma se sitúa delante de la ciencia y sus
métodos (racionalismo versus yo soy allá donde no pienso).
Ante la sociedad política, lo imaginario de las identificaciones.
Ante la clínica farmacológica biologista, la ética de una verdad en la palabra
del sujeto. Ante las estructuras, la imposibilidad de la relación sexual.
Por este sumatorio es subversivo.
REFERÈNCIES
1.- Lacan,J., El seminario de J.Lacan, Llibre III, La psicosis, p. 109.
2.- Freud,S., Chiste en un ferrocarril a Galitzia. El chiste y su relación con
el inconsciente.
3.- Lacan, J., Ecrits, pàg. 181.
4.- Fages, J.B:, Para comprender a Lacan, Amorrortu, pàg. 39.
5.- Lacan, J. Peut-être à Vicennes. 1975
6.- Miller, J.A., Cinco conferencias caraqueñas, Ateneo de Caracas, ed.
7.-Parellada, O. , Moralidad del psicoanálisis, Informaciones Psiquiátricas,
vol V, 1960,
nº 18-
19, pág. 11.
8.- Lacan, J. , La dirección de la cura y los principios de su poder. Escrits 1
9.- San Agustín, Las confesiones.
10.-Brachfeld, P., El complex tràgic de Freud, Mirador, any VIII, nº337, 1936.
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